Clínica VM DENTAL Dra. Viviana Morales Boffi [Col.1722] [odontologia@]
Pso. Canal, 22 - Amposta 43870 (Montsià) Telf. 977 705 704
C/ Rebull, 3 - Roquetes 43520 (Baix Ebre) Telf. 977 501 527
La evolución del cepillo de dientes
Los orígenes de los primeros utensilios de limpieza bucal (con funcionalidad parecida al cepillo de dientes) se remontan, según algunos estudios, a la era de los egipcios, alrededor del año 3000 a. C. Los primeros hallazgos se produjeron en el interior de diversas tumbas egipcias. En ellas se encontraron unas ramitas en forma de lápiz con las puntas blandas al tacto, como si las hubieran masticado. Estos pequeños bastones, llamados palos o varas para masticar, son los que se usaban para limpiar los dientes.
Encontramos otro ejemplo previo al cepillo de dientes y muy similar al anterior en el mundo islámico: el llamado miswak, un invento que aún se usa en la actualidad y que proviene de la planta arak, la cual se mastica hasta deshilacharla para obtener los penachos que contienen flúor. Aun así, la primera aparición del de concepto cepillo de dientes se remonta a la China imperial del siglo XV, hacia el año 1498 aproximadamente.
La primera aparición del concepto de cepillo de dientes se remonta a la China imperial del siglo XV, hacia el año 1498 aproximadamente.
Estos primeros cepillos de dientes se fabricaban a partir de la extracción manual de cerdas de los cuellos de jabalíes de Siberia y del norte de China. Los climas fríos de estos parajes hacían que el pelaje de los animales creciera más duro y consistente. Una vez extraídas las cerdas, se agarraban a mangos hechos de huesos o de bambú.
La introducción en Europa de este cepillo de dientes no fue hasta 1600, a finales del Renacimiento, cuando mercaderes ingleses viajaron a China y volvieron con ellos. El recibimiento del invento por parte de los europeos no fue del todo bueno porque consideraban que las cerdas eran demasiado duras, lo que les irritaba los dientes y les producía malestar en las encías.
Pese a que se empezaron a fabricar en masa, como el caso de los cepillos Williams Addis, no tuvieron buena reputación, y más cuando, en 1723, se descubrió que el uso de las crines de caballo podía generar enfermedades bucales por ciertas bacterias. El descubrimiento vino de la mano de Pierre Fauchard, el cual propuso, además, la técnica de frotación diaria de los dientes con esponjas naturales.
Entrado ya el siglo XIX, fue el turno de Pasteur, quien alertó a odontólogos de que los cepillos hechos con cerdas animales generaban bacterias y hongos. En ese momento, Pasteur dio a conocer la teoría de los gérmenes.
No fue hasta los inicios del siglo XX, hacia el año 1930, con la aparición del nailon por parte de Wallace H. Carothers, que se sustituyeron las cerdas de animales por este novedoso material, lo que proporcionó una mejor adherencia de las cerdas al mango del cepillo y evitó su desprendimiento al usarlo. En 1938 aparecía el primer concepto de cepillo de dientes similar al de nuestros días con el nombre de «cepillo milagro».
En 1938 aparecía el primer concepto de cepillo de dientes similar al de nuestros días con el nombre de «cepillo milagro».
El nuevo cepillo de dientes de nailon presentaba múltiples ventajas. En primer lugar, se secaba rápidamente, con lo que se subsanaba el problema de la aparición de bacterias por humedad y, con ello, el riesgo de infección. Pero al mismo tiempo el nuevo material hacía que el cepillo de dientes fuese duro y flexible a la vez, con lo que su uso era más agradable y efectivo. Sin embargo, en sus inicios, la dureza de su tacto en ocasiones producía heridas, y no fue hasta 1950 que consiguieron hacer un cepillo de dientes con filamentos más blandos. Se mejoraron los filamentos haciéndolos más suaves, lo que facilitó la limpieza bucal e hizo también de este cepillo un utensilio más barato y accesible para más personas.
Posteriormente, en 1961, llegaría el primer cepillo eléctrico. Esta novedad también tuvo —y sigue teniendo— sus variables debido al avance tecnológico constante. En las últimas décadas, el cepillo de dientes ya no sufre demasiados cambios en forma ni concepto, pero sí se observan mejoras constantes de diseño, además de la creación de múltiples adaptaciones del producto adecuadas para situaciones específicas.
Hoy en día podemos encontrar cepillos de dientes con filamentos de diferente dureza para pacientes en periodos de poscirugías, con enfermedad periodontal o también cepillos de dientes para portadores de ortodoncia, prótesis y, en definitiva, para zonas de difícil acceso, entre otros.
Fuente: Dentaid