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¿Cómo abordar psicológicamente la boca seca?
La xerostomía, o sensación subjetiva de boca seca, genera una serie de síntomas tanto físicos como emocionales. Fisiológicamente, los síntomas más comunes son: sensación de quemazón, fisuras en los labios y la lengua, dificultad para masticar y hablar, alteración del gusto, halitosis, sensibilidad dental en algunos casos, etc.
Las consecuencias emocionales, varían considerablemente en función de diversos factores. Así, hay personas que conviven fácilmente con la xerostomía, personas que manifiestan cierta incomodidad con ella y personas para las que la xerostomía supone una complicación importante a nivel emocional.
Los primeros factores que determinarán el nivel de afectación de dicha condición bucal para cada persona son la gravedad de los síntomas y el nivel de incapacitación de los mismos.. No es lo mismo una persona a la que la xerostomía le afecta de tal manera que no puede dormir, que una persona que le genere halitosis. Es evidente que, cuantos más efectos físicos y con más intensidad padezca la persona, más riesgo hay de que le afecte psicológicamente.
Sin embargo, otro factor, y probablemente el más importante, que determina el impacto psicológico de la xerostomía es la interpretación que haga la persona del mismo.
Se puede controlar qué actitud mantener hacia la sensación de boca seca ya que existen productos que ayudan a estimular la saliva y humectar la boca, disminuyendo los síntomas y signos de la xerostomía.. Además si se es pesimista la xerostomía le pesará más, y se le hará más duro el tiempo que la padezca.
A las personas que padecen xerostomía, les ayudará saber que, la atención es un amplificador. Prestamos más atención a aquellas características propias que nos incomodan. Esta excesiva focalización genera la sensación de que sólo existe eso, sólo está presente la incomodidad. No permite percibir otras cosas que pasan alrededor o en el propio cuerpo, otras partes del cuerpo que sí se encuentran bien. Cuanto más se fija en algo, más grande se hace y con más intensidad se vive, tanto para bien, como para mal.
El lenguaje que se utiliza, y la forma en la que se habla de uno mismo sobre la xerostomía, también tienen un impacto importante en las emociones. De esta manera, si se emiten mensajes o frases del tipo: “es horrible tener la boca seca”, “no puedo soportar tener la boca seca”, “es que estas cosas sólo me pasan a mí”, “yo no puedo con esto”, la sequedad bucal impactará de forma más negativa en las emociones . Por esto, se recomienda que se hable a uno mismo de forma positiva, o cuanto menos, controlada.
Por ejemplo, no genera la misma emoción, el pensamiento “tener la boca seca es horroroso” que el pensamiento “tener la boca seca es incómodo”. Y de la misma manera, no genera la misma emoción el pensamiento “no lo puedo soportar” que “puedo con ello, esto es algo temporal”. Emplear palabras extremistas para describir lo que ocurre genera emociones más intensas. Es decir, lo que es malo, se convierte en una vivencia peor.
Lo que queremos transmitir es que gran parte del malestar subjetivo que puede padecer la persona tiene que ver con la interpretación que hace del síntoma, no del síntoma en sí mismo.
También, a nivel psicológico, algo que suele afectar a las personas es la sensación de tener que dedicar un tiempo, un esfuerzo a cuidar del síntoma. Es lógico, ya que bastantes cosas tenemos ya en las que pensar como para encima también padecer xerostomía y tener que dedicar un tiempo a cuidarse. Pues bien, recomendamos que se tome como un momento para mimarse. Se trata de una actitud de condescendencia con el síntoma y con uno mismo.
Si se tuviera que hacer este esfuerzo de cuidar los hábitos y de aplicar los productos que mejoran el síntoma por una persona a la que se quiere mucho no costaría tanto, ¿verdad? Pues se puede poner el mismo empeño al hacerlo para uno mismo.
Cuanto menos se dramatice y cuanto más condescendiente se sea con el síntoma a la vez que se mime y cuide a uno mismo, más fácil será convivir con xerostomía.
Fuente: Dentaid