Clínica VM DENTAL Dra. Viviana Morales Boffi [Col.1722] [odontologia@]
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CARIES

<strong>CARIES</strong>

La caries dental es una enfermedad multifactorial que implica una interacción entre los dientes, la saliva y la microbiota oral como factores del propio individuo y la dieta como factor externo. Además, también pueden ser determinantes factores genéticos, biológicos, conductuales, etc..
 
La caries es una forma de infección en la cual se acumulan bacterias específicas sobre la superficie del esmalte, donde elaboran productos ácidos que desmineralizan la superficie y disgregan el diente. Una vez que se ha producido el daño en el esmalte, el proceso evoluciona a partes más internas del diente, a través de la dentina hacia la pulpa. Si el proceso no se detiene, el diente puede quedar totalmente destruido. El avance de las caries puede ser interrumpido eliminando mecánicamente el tejido dentario infectado y sustituyéndolo por un material sintético adecuado que restaure la forma y las funciones normales del diente.
 
Si las caries se dejan sin tratamiento, el proceso penetrará finalmente a través de los conductos radiculares más allá del diente, hacia el tejido blando, donde iniciará una reacción inflamatoria dolorosa. 
 
Es una de las enfermedades bucodentales más comunes en todo el mundo. Suele aparecer en niños y adultos jóvenes, aunque realmente puede afectar a cualquier persona, perjudicando de forma importante su calidad de vida.

 

 

ORIGEN

En los últimos años se ha implicado al Streptococcus Mutans como el principal microorganismo responsable de la caries dental. Existen otros microorganismos como el Lactobacillus, Actinomyces y otros tipos de Streptococcus que también participan, pero su rol es de menor importancia.

CAUSAS

 

La caries dental se asocia a las siguientes causas: 
  • La ingesta de alimentos con alto contenido de azúcar y bebidas carbonatadas (refrescos cuyos ácidos pueden malmeter los dientes).
  • Técnicas de higiene bucal erróneas, como la falta de cepillado dental, el uso de pastas dentales inadecuadas o la ausencia de hilo dental. Además, hay que tener en cuenta que algunos dientes, por su morfología o posición, retienen más o menos biofilm oral. Así, los dientes posteriores (molares y premolares) son los más susceptibles a sufrir caries y, por tanto, es necesario cepillarlos más minuciosamente.
  • Disminución del pH de la saliva tiene una influencia en la aparición de caries.
  • Una dieta con una alta presencia de carbohidratos fermentables.
  • Dejar pasar mucho tiempo entre las ingestas y el cepillado. Cuanto más tiempo pasa, más posibilidades hay de que las bacterias ataquen y los ácidos afecten al diente.
  • La susceptibilidad genética heredada. Hay gente que es más propensa a la formación de caries.
  • Dormir con el biberón (en el caso de los niños más pequeños), ya que la tetina permanece junto a las superficies palatinas de los dientes anterosuperiores durante más de 8 horas. Las botellas de succión y los vasos con boquilla también pueden propiciar su aparición.
  • Algunos fármacos alteran la composición del biofilm oral y del pH de la boca, de manera que hacen que quien los ingiera sea más susceptible de padecer caries. Además, el azúcar es el componente mayoritario de pastillas antiácidas, jarabes y gotas para la tos, productos que a menudo toman los niños. Los medicamentos endulzados pueden ser particularmente problemáticos para aquellos que padecen enfermedades crónicas y siguen terapias a largo plazo.
  • Otros factores que influyen en la formación de caries son la edad, la salud general, los fluoruros, el grado de instrucción, el nivel socioeconómico y experiencias pasadas de caries.

 

DIAGNÓSTICO

 

Las técnicas de diagnóstico más comunes se basan en el análisis de los siguientes aspectos:
  • Historia y naturaleza del dolor: tienen relación con las circunstancias de su presentación, como la duración y tipo de sensación experimentada por el paciente.
  • Reacción a los cambios térmicos: se lleva a cabo en la consulta dental colocando un objeto frío o muy caliente sobre el diente.
  • Reacción a la estimulación eléctrica: se realiza con una corriente continua de bajo voltaje. Esta prueba evalúa el grado de excitabilidad de los nervios de la pulpa inflamada.
  • Reacción a la percusión del diente: una reacción positiva a la percusión indica que existe inflamación del tejido periodontal apical (tejido de sostén alrededor de la parte final de la raíz de un diente en concreto).
  • Exploración radiográfica: sirve para determinar la extensión de la lesión de caries y para determinar si la respuesta inflamatoria ha alcanzado el tejido periapical.
  • Exploración visual: sirve para determinar la localización y la extensión de las lesiones.
  • Palpación de área circundante: si la palpación del área periapical produce dolor, significa que la inflamación ha alcanzado el tejido que rodea el ápice del diente.

 

TRATAMIENTO

 

La formación de biofilm sobre la superficie del diente es constante, por tanto los cambios del pH que ocasionan ciertos procesos que ocurren en la cavidad oral no pueden evitarse, sin embargo sí pueden evitarse sus consecuencias, es decir la formación de cavidades.
 
Antes de la planificación del tratamiento, es un prerequisito importante determinar el riesgo de caries de cada individuo.
 
El control de la enfermedad se logra actuando sobre la formación del biofilm oral.  Las medidas de control de la enfermedad tales como enseñar al paciente la mejor forma
de eliminar la placa a través de una correcta higiene bucal, mediante el cepillado dental diario, aplicación de fluoruros (pastas dentífricas, geles, etc.), modificación de hábitos dietéticos, que permiten evitar o al menos posponer la aparición de lesiones. 
 
  • Fluoruros tópicos de uso profesional: La evidencia sobre la efectividad de los fluoruros en la reducción de aparición de lesiones de caries y en la menor velocidad de progresión de las lesiones está bien documentada, no obstante los ensayos clínicos existentes sobre las diferentes formas de aplicación y su efectividad no son del todo coincidentes, existiendo grandes diferencias dependiendo de la edad y del riesgo inicial de caries. Por tanto cobra relevancia, una adecuada formulación galénica y profesional.
  • Fluoruros de aplicación en casa: dentífricos con concentraciones de flúor que aumentan la resistencia del esmalte frente a la agresión de la caries. El uso diario de dentífricos fluorados proporciona una protección de los dientes porque remineraliza el esmalte y previene la formación de caries. Es recomendable, por tanto, realizar el cepillado dental con una pasta dentífrica que contenga flúor, después de cada comida y especialmente antes de acostarse.
 
Otras medidas preventivas podrían ser el uso de:
 
  • Clorhexidina: ha mostrado ser efectivo en la reducción de la aparición de lesiones de caries en pacientes de alto riesgo..
  • Selladores de fosas y fisuras: medidas preventivas tanto para adultos como para niños.
  • Xylitol: El xilitol es un potente edulcorante natural no calórico y no consumible por parte de las bacterias cariogénicas, gracias a su estructura química de cinco carbono que no puede ser reconocida por los Streptococcus mutans. Es capaz de reducir la velocidad de formación de placa bacteriana, aumenta el flujo salival y estimula la remineralización.
 
Como los niños son muy propensos a desarrollar caries, es necesario reforzar las medidas preventivas. Se recomienda seguir una correcta higiene bucal, incluso antes de que aparezcan los primeros dientes. Y en el caso de los bebés, se aconseja llevarlos al odontopediatra desde el primer mes de vida, así como limpiarles la boca a diario con una gasa limpia y húmeda. Cuando empiecen a erupcionar los dientes decíduos o de leche, se debe utilizar un cepillo pequeño de filamentos suaves y redondeados tres veces al día.
 
El grado de colaboración del paciente es indispensable, de manera que cualquier persona puede aprender a controlar el desarrollo y la progresión de la caries a través de las medidas de control y preventivas citadas anteriormente.
 
Se recomienda visitar al odontólogo una vez cada 6 meses o una vez al año para asegurar una correcta salud bucal.
 
 
 
 
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